sábado, 5 de enero de 2013

Una pura ruina

Ayer contaba a un viejo amigo lo que significa que te dejen en la calle y que meses después te enteres que el que era el encargado del cine, el que debía ser capitán y guía de la plantilla y no era guía de nada, el que tenía que desvivirse por su trabajo, por utilizar todas las posibilidades para promocionar Renoir Audiorama en la ciudad, por distinguirlo, por organizar coloquios, presentaciones de películas, ruedas de prensa, pases de prensa, exposiciones, actos frente
al resto de cines de la ciudad, el que tenía una posición privilegiada para tratar y organizar todo tipo de eventos en la ciudad, vivía como Gollum, pensando sólo en su tesoro y escondido en su cueva, tirando toallas.  Pensando sólo en salvarse a sí mismo, como fuera.

Penoso.

En diez años que estuve en el cine, nunca se reunió a la plantilla al completo para buscar ideas sobre como mejorar la gestión, la repercusión y proyección de unas salas que querían ser representativas, únicas, y foco de un tipo de cine distinto al que viene desde Hollywood, que es el que copa las salas.

Un viejo compañero, lúcido, cuando Gollum afirmaba tal o cual cosa, solía repetir: "No me creo nada".   Tenía razón.  Conforme pasaban los años, me daba cuenta de que efectivamente no había que creerse nada de lo que Gollum decía.

Yo creo intuir que en Madrid no tenían ni idea de nada.  Que nunca se hizo nada para evitar que allá se tomara la decisión de cerrarnos.  A Gollum no le importaba.  Tenía su tesoro.

El único interés era su anillo particular, su fútbol, su desidia, su falta de interés por el que no sólo era su empleo, sino el de una serie de compañeros que han acabado (hemos acabado) en la calle.   Era raro verle acudir en horarios fuera de trabajo a ver películas.  No le interesaba ese tipo de cine.  Y cuando no te interesa aquello a lo que te dedicas, mal asunto.  Cuando sólo te interesa no estar trabajando apenas nunca los viernes, días de estreno, o estar el mínimo de horas posible cuando llega el fin de semana, o estar perpetuamente parapetado en tu despacho, estás obviamente pensando en ti mismo, no en que tu trabajo sea lo mejor posible.

Eso va minándolo todo, desilusionando a los que le rodean, dividiéndolos.

Los días de más trabajo, los que había que estar tratando de atraer a nuestro público, de hablar con él, luchando por cada espectador, los días en que la competencia en la ciudad, en la exhibición cinematográfica, era más fuerte que nunca, los días en que obras de tranvía, en los alrededores, dificultaban nuestra posición, todavía parecía esconderse más, acariciar el anillo de poder, y olvidar todo lo demás.

Anoche tardaba en dormirme, y le daba vueltas a todo esto.   A menudo pienso en el paso del tiempo y en lo escondido, en lo que la intuición nos dice, y lo que la realidad finalmente es.   Pienso que cuentan los hechos,  no las palabras.  Los hechos te demuestran, son sintomáticos de la realidad verdadera.  Los hechos se van posando con el tiempo.   Qué pena ver esta ciudad plagada de salas idénticas unas a otras, con las mismas películas impuestas, con un cine escapista que ha invadido ya la casi totalidad de pantallas!  Qué pena saber que Renoir Audiorama ya no existe, que es un local abandonado, que el viejo campus de la Universidad, allí cerca, languidece y se retuerce ante los recortes!

Qué pena darse cuenta que con un mínimo de cariño por aquel reducto que era Renoir Audiorama, por un haber hecho las cosas como tienen que hacerse (especialmente cuando empezaron a ponerse difíciles), por haber hablado, hablado y hablado con los gestores del centro comercial Audiorama para volver a fijar las condiciones del local, por haber hecho lo imposible por el paso a la proyección digital (como se está haciendo en otros cines de la cadena), por esperar al fin de las obras del tranvía, etc... el cine podría haber seguido abierto.   Renoir Audiorama podría haber sido un foco de cultura en la ciudad, no la pura nostalgia en que se ha convertido.  Podría haber sido un orgullo de la ciudad.

Pero cuando la desidia, el desánimo, salvarse a sí mismo, es el camino, se acaba como se acaba, en una pura ruina.


4 comentarios:

  1. Hubo quien aconsejo que la ubicación de las salas era la idónea al estar cerca de la Universidad.Sin embargo un local más cercano al centro o a un barrio más populoso como Delicias quizás hubiese favorecido la mayor afluencia.

    Por otro lado deleznable la actitud del encargado a tenor de lo que comentas.Supo fingir muy bien para salir beenficiado finalmente.Lamentable.

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  2. La nueva peli de Jonás Trueba puede correr quizás igual suerte que la de su tío David,que estrenásteis con lleno absoluto en el Aula Magna del Paraninfo.Sería otra ocasión para reunir a todos los cinéfilos en un día señalado.

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  3. Hay una página en facebook para unirse al proyecto de cooperativa de los antiguos Cines Renoir.Club de fans cines renoir es la página.Ojala se consiga un espacio adecuado donde proyectar cine de calidad en Zaragoza capital.

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  4. En Renoir Audiorama teníais a Gollum, pero en otro Renoir tienen a Lotso, el osito de Toy Story 3, que es un calco de lo que contáis.
    Mucha suerte en vuestro proyecto.
    http://www.google.es/url?sa=i&source=images&cd=&cad=rja&docid=-NNTBrLbeDtgNM&tbnid=zQwFADF4a7yTyM:&ved=0CAgQjRwwAA&url=http%3A%2F%2Fwww.taringa.net%2Fposts%2Finfo%2F6213397%2FToy-Story-3-El-oso-Lotso-estuvo-en-otra-pelicula.html&ei=6fMtUfm0LI-AhQf6o4HACA&psig=AFQjCNGYxBrYE9TFp6gq5RJ4nKjrry5T-g&ust=1362052457797208

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