domingo, 9 de septiembre de 2012

La Gran Ilusión que desaparece

"La gran ilusión" era el panfletillo que la gente recogía en Renoir Audiorama y hojeaba antes de ver la película.   Generalmente acababan arrugados en la butaca, por el suelo, en la papeleras.  Alguno lo utilizaría para envolver luego el bocadillo.   Algún cinéfilo como Pepe Laporta o Antonio Roy venían anticipadamente a recogerlo, para coleccionarlo.  

Era un periódico para promocionar las películas, informar un poquito, hacer autobombo, especialmente de las películas de Altafilms, que para quien no lo sepa, es la distribuidora hermana de la cadena Renoir.  Altafilms distribuye y los Renoir exhiben.   El mismo perro con distinto collar.   Era una especie de contraataque contra las publicaciones gratuitas o contra toda la parafernalia o quincalla publicitaria con la que nos bombardean por otras vías para ver tal o cual película hecha bajo el auspicio de las multinacionales del cine. Tenía su lado de encanto y su lado casposo.  Las dos caras.

Podías averiguar que existía una nueva película de José Luis Guerín o de David Lynch, una nueva película de Bernardo Bertolucci o Agnes Jaoui.     Entrevistaban a José Luis Cuerda o a Montxo Armendáriz, a Paul Laverty o a Fernando Meirelles.  Un buen medio para enterarse que había algo más que otra secuela de Walt Disney o la nueva película de Tom Cruise.

Ahora  desaparece este panfleto.  O por lo visto, según dicen, desaparece en el formato papel.   La idea debe ser que siga existiendo una versión en internet, o para descargar, que no lo sé.  

No deja de tener su ironía que La Gran Ilusión quede para cajones o trasteros de coleccionistas, para el recuerdo, para una nebulosa que a muchos se les escapa, en la red.   No deja de tener sentido que el cine sea ya un puro mercadeo para vender chucherías o juguetes, que el reducto o el fuerte en el que quedan unos pocos intentando defender otro tipo de consideración para el séptimo arte sea un sueño pasado u olvidado, de otro tiempo.    

Es el momento de la franquicia, del cine (sala) sin sabor romántico, del cinismo.   O quizá era todo un espejismo y simplemente es que la riada nos va cogiendo a todos.



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