Ayer me encontré con Arturo, puro chandalismo y zaragocismo, como siempre. Reía, se alegraba de verme y me preguntaba por E. y A. Me decía que hace tiempo que no iba a ver películas a otros cines. Le animé a hacerlo, aunque mi mala memoria no me trajo película alguna a la mente.
Renoir era un poco, además de un cine, una tomatera. Tomatera en el tejado, con vistas a la vieja Romareda. Se accedía desde una pequeña verja. La tomatera estaba cuidada por O. Pero cuando él no estaba, quedaba un tanto abandonada, los frutos caían o volaban, la tierra se secaba, la planta se doblaba, se quejaba. La maceta era grande, la tierra era buena, pero las tomateras, como los cines, para estar vivas, necesitan cuidados. Hay que preocuparse por ellas/os y no dejarlas/os tirada/os. Darles buen agua. Cuidar a una planta no es ninguna broma. Dicen, incluso, que hay que hablarles. Seguro que no les viene mal.
>> La tomatera, en el invierno de 2010.
>> La tomatera, en el invierno de 2010.
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