jueves, 5 de julio de 2012

El camino tortuoso

En el camino tortuoso sólo hay grava, dificultades, rampas, quebraderos de cabeza, y algún tipo de fuerza que uno intenta sacar de si mismo para seguir en este absurdo cotidiano.

Ahora tengo unos días de paraíso.   Ayer, miércoles, fue un día feo.   Día feo al ver como alguien cercano va derrumbándose, de algún modo desapareciendo.  Acongojado, fui a tomar un bocata antes de una noche que prometía buen rato entre amigos (así fue).  

Y apareció una especie de gnomo que empezó a contarme cosas feas del cierre de Renoir, de cosas escondidas y ocultas, de planes para convertir aquello en una especie de sala de fiestas, con samba y otros bailes.    Me contó cosas, rumores, que eran sospechosos, y el confirmaba. Y yo le creía, porque sentía que hablaba sin dobleces.    Hay gente que de inmediato, cuando hablas con ellos, notas que lo hacen sin dobleces.  

Me invadió una gran tristeza al ver la suciedad de las relaciones, del trato entre las personas, al ir averiguando poco a poco cosas escondidas que yo no imaginaba.    

Pero la pelea sigue.   Antes, unos días de paraíso y finales de Wimbledon por televisión.

>> El maíz.

2 comentarios:

  1. Viendo como se las gastan no me extrañaría que esperasen con la venta de todo el local pagar esos proyectores digitales que no quieren poner.

    Cada vez que leo tu blog me sorprendo más.

    Enhorabuena por ser una voz valiente en tiempos de acojonados.

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  2. Fernando,
    Gracias por tu nota.
    Yo también me sorprendo cada día más viendo como la pasta pudre todo lo que toca. Cuando las empresas sólo piensan en la pasta, la cosa sigue en que la empresa se pudre bien podrida.
    Saludos,
    keep talking
    S.

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