lunes, 9 de julio de 2012

Los Sergios (Algora, Casado y otros)

Los Sergios estamos un poco locos.  Somos guardianes locos, de bares, de personas; somos marcianos escondidos.  En la barra, visibles o invisibles, según nos conviene.

Yo hubiera estado hoy, seguramente, en Renoir, achicharrado porque no habrían arreglado el aire acondicionado que se hubiera estropeado en las últimas semanas.    Afortunada o desafortunadamente estoy en una terraza, en un bar, como siempre.

Afortunadamente estoy descansando, leyendo, escribiendo, paseando, escuchando música, recordando otro Sergio, quizá yo mismo, quizá otra persona, desaparecida hace cuatro años.   No era casualidad que yo entrara a Plasticland y comprara discos y estuviera él vendiéndomelos.  No era casualidad que aterrizáramos en la misma empresa cuando se implantó en Zaragoza.

El otro Sergio, el que soy yo mismo a veces, me despidió con Paco.   Su cara en aquel momento dejaba entrever que no duraría mucho más que yo en aquella empresa.  Aquello de despedir gente no iba con él.  Con él iba la música, la diversión, la bebida.    Repetía y repetía: "Yo lo que quiero es tener un bar".

Y lo tuvo.  Un bar que sigue hoy en día, sin él.   Un bar, barra, en la que escuchar su música favorita, y beber, beber mucho.   Pero mucho.

Hablaba mucho de cine con el otro Sergio.  Recuerdo mi cara y la suya el día que me prestó un VHS grabado de TVE con la película de Peter Weir, "Picnic en Hanging Rock", una de mis favoritas, y de las suyas.  También me dejó "The plumber"(El fontanero), otra olvidada y formidable película de mi australiano favorito.  Hablábamos de Weir, de Lynch, de Buñuel, de marcianos del cine extraños.  Porque nosotros también somos, éramos, marcianos entre terrícolas.  

Ya despedido, acudí a una cena de empresa en la que él y otros colegas y amigos de la empresa (que para todos nosotros ya es hoy ex-empresa) estábamos en la misma mesa, en la que en un momento determinado, Sergio, ante la modorra y el alcohol existente, dijo:  "Lo que tenemos que hacer es dejarnos bigote".

Algunos le dieron la razón. Otros nos quedamos extrañados y embriagados o alucinados y no le hicimos demasiado caso.  Pero obviamente hablaba en serio.  

Ahora le entiendo un poco más y me alegro de ello.

Para Sergio Algora.


>> Picnic en Hanging Rock, de Peter Weir.

1 comentario:

  1. Siempre tuve admiración por Sergio Algora.En Plasticland siempre descubría agrupos nuevos y era un referente.Cinéfilo casero y poeta desmesurado.Siempre evocado y añorado.

    ResponderEliminar