Una
llamada telefónica para citarme con Manuel Moreno, veterano cinéfilo
que acudía habitualmente a Renoir Audiorama. Mi bicicleta anda
deshinchada, pero llego sin grandes dificultades.
Manuel
Moreno es un acérrimo barojiano, como yo. Solíamos charlar en el
hall de Renoir. Me prestó libros. Tiene 86 años y sigue dando
pelea. Me habla de cineclubes, de su vida, de sus amigos, de aquello
por lo que ha pasado, y me admiro de su casa, de como se ha formado
para ser el que es actualmente. Su casa tiene en todas su
habitaciones las mismas cosas: muchos libros, CDs de música clásica,
vinilo, con un giradiscos que dice todavía funciona, muchos DVD.
Da la impresión de que como su cabeza, tiene todo todavía
perfectamente archivado. Sus papeles, sus recuerdos, un retrato de
Baroja enmarcado. Un rato de vermut perfecto. Como dice que apenas
le queda whiskey, nos repartimos una cerveza que nos cuesta abrir.
Hablamos de cine, de Kieslowski (me cuenta su pasión por “La doble
vida de Verónica”, que comparto), de Zweig, de Julio Caro, de
Valle Inclán. Da gusto escucharle. Me habla de su padre que
trabajo como maquinista de ferrocarril, de la tragedia de la guerra
civil y de la gente cercana a él que desapareció. Me regala
libros y yo le regalo a él mi libro sobre Aristarain. Luego
habla un rato de Pau y de la zona francesa del Bearn, también de
Venecia, que le apasiona.
Es
una conversación caótica pero formidable.
Manuel
venía casi semanalmente, en primeros pases, a ver las películas y
sigue manteniendo intacta su pasión cinéfila. Ojalá yo, si llego
a su edad, mantenga la dignidad que el demuestra, y pueda, leyendo
cuanto pueda, viendo más películas, escuchando más cine, intentar
ser un poco menos analfabeto. Somos, en el fondo, grandes
ignorantes, que necesitamos ser formados, en estos tiempos de
incertidumbre.
Así
que todos a leer, a ver arte, a escuchar música. Todos al cine.
Aunque uno tenga que quitarse algún plato de comida.
>> Kryzstof Kieslowski & Irene Jacob en el rodaje de "La doble vida de Verónica".
Emotiva vivencia la compartida por tí y este cinéfilo.Amistad sincera y cultivada.Hace unos días hablaba con una amiga polaca de Kieslowski.Y me preguntaba dónde había una sala de cine alternativo en Zaragoza.La respuesta esta´.. en el viento.Aunque el nuevo IVA para los cines se antoja imposible para los nuevos emprendedores.
ResponderEliminarA mí esa película de Kieslowski me pareció un truño de proporciones bíblicas, lo siento.
ResponderEliminarAnónimo... es comprensible. Hay películas que te entusiasman o te irritan, que no admiten término medio. Aún recuerdo que "Copia certificada", de Kiarostami, o "Elephant", de Gus Van Sant, provocaban que muchos espectadores se fueran del cine enfadados o que no las terminaran de ver. Venían respaldadas por la crítica. Pero una cosa es el público y otra la crítica.
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