Tiene toda la razón, pero yo voy a intentar escribir aquí unas líneas diciendo que el pesimismo es
un camino que provoca notables desajustes, que hay que rebelarse y que hay que creer en el éxito.
Ese éxito vendrá de esa pequeña vela en la oscuridad, pero también de seguir peleando para encender más velas, linternas, lámparas y lo que haya a mano. Igual que el viajero utiliza el símil de Waters (cerebro floydiano), yo usaré el de Gilmour (alma floydiana). Es el momento de pequeñas velas, pero también de "seguir hablando".
De momento, es tan fácil como seguir proyectando y planeando estrenos como el de "Madrid, 1987". Seguir uniendo voluntades. Hablar con los dueños del local de Renoir Audiorama, es una de mis ideas. Si no funciona, surgirán otras ideas.
>> Fotografía desde las alturas en el estreno de "Madrid 1987" en Zaragoza.
Allá va lo que decía Baroja en "Los pilotos de altura":
“¡Pero, hombre!
–contestó él-. Yo digo que no hay obstáculos, y si lo hay, que
no valen la pena para convencerme. Si vas a hacer un viaje peligroso
con la idea de que todos han de ser obstáculos, percances,
naufragios, enfermedades, ¿qué espíritu vas a tener? Hay que
pensar lo contrario: creer en el éxito.”
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