martes, 29 de mayo de 2012

Levantarse de la lona


Hoy vuelvo a intentar contactar con Madrid para evitar que siga esta carrera desenfrenada de incomunicación. Enviaré otro correo y os seguiré contando.

Esta noche dormí muy mal. Muchas historias ayer, con el cine desmantelado, con las pantallas deshechas, alguna de ellas tirada al suelo para poder quitar las torres de sonido. Terrible, dejar al cine mudo, ciego, cortarle las manos. Todo esto se podía haber evitado, desde hace meses, en el último mes, en las últimas semanas.

Pero el Renoir Audiorama no está muerto. Digamos que está en coma. Puede resucitar.
Sólo hace falta la unión de varias voluntades. Cuando la primera dé señales de vida, será más fácil.

A menudo me entristezco con esta situación pero extrañamente suele despertarse una especie de indignación que me lleva a seguir en la pelea, como el boxeador mexicano del relato de Jack London.

Gracias a la gente que comenta y se solidariza. Intentaré seguir escribiendo aquí tanto como pueda, incluso más de una vez al día si es necesario. Sé que hay mucha gente que conozco, y que no conozco, leyéndolo cada día.

Por cierto que ayer, al menos, en mi absurdo, acabé llevándome miel, café, manzanilla, que uno en cualquier momento puede necesitar estos productos que yo consumía en Renoir. Además me recordarán que tengo que prepararme algún café “Paul Newman” o algún cóctel “Malik”, homenajeando al profeta.

Y tengo ya algo para la Tertulia Perdiguer, reducto de la cultura en esta ciudad. El diploma acreditativo de “Babel” como mejor película en su año correspondiente. Se estrenó en la sala 1 de Renoir Audiorama. Seguro que a Ramón le gustará tenerla en la maravillosa sede de la Tertulia.

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