sábado, 26 de mayo de 2012

Se llevaron también las puertas.  Por lo visto valen mucha pasta, claro.    Esto viene a propósito de que he leído un comentario que dice que las butacas son para el Renoir Floridablanca.   Un buen cine, una de las joyas de la cadena de Renoir.  

Lo cierto es que con las butacas que teníamos desde hace pocos años, perdimos mucho aforo y no podíamos meter los 320 espectadores que antes podíamos llegar a meter en los buenos pases con buenas películas en la sala 1.

La crisis, dicen, el descenso de espectadores a las salas.    Estoy pensando escribir un detallado memorándum con la nefasta gestión de los cines (del Audiorama, claro), la programación que a veces parecía hecha por el ratón Mickey o el pato Donald o la competencia desleal repetida y desesperante.     Es esa mala gestión la que impidió que el cine Renoir Audiorama pudiera distinguirse verdaderamente.   Pero cuando sólo se piensa en el dinero fácil y empiezas a despreciar el prestigio y programas cosas como Origen, Come-Reza-Ama y productos similares que ya exhibe toda la competencia, o coges las películas de tu propia distribuidora, las más atractivas, y las cedes al cine que más te hace la competencia, pasa lo que pasa.

Cuando insistes en no distinguirte, dejas de hacer pases de prensa, no haces nada para destacar en la programación cultural de la ciudad, te conviertes en mediocre.  Eso le pasó a Renoir Audiorama.

>> Otra toma del proyector de la sala 1.  En los platos, puede observarse que el plato central es que el tiene la película, que está pasando al plato superior.  A la derecha de la imagen puede verse una película en bobina, en la mesa de trabajo.   El fondo de la imagen está el proyector de la sala 4.

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